¿Qué adicciones hay?
Si preguntamos qué cuenta como adicción a nivel preanalítico, primero nos encontramos con el problema de que la palabra española "adicción" no tiene equivalencias exactas en todos los idiomas. El francés o el noruego, por ejemplo, usan términos como "dependencia", "toxicomanía", "sustancias intoxicantes", "o incluso" formación de hábitos ". Algunos de estos términos prejuzgan cuestiones teóricas que no pueden decidirse sobre la base de la terminología. Por ejemplo, debería quedar abierta la cuestión sobre si la adicción es siempre adicción a una sustancia o si también existen adicciones a comportamientos específicos (por ejemplo, juegos de azar).
Además, dentro de la clase de sustancias debería ser una pregunta abierta si la adicción solo puede desarrollarse respecto a aquellas que en algún sentido son tóxicas o si hay también puede haber adicción a sustancias no tóxicas (p. ej., comer en exceso). Otro tema, que no debe prejuzgarse en bases terminológicas, es si debe distinguirse entre una adicción y un mal hábito.
Podemos distinguir entre dos puntos de vista extremos con respecto a las sustancias o comportamientos que tienen potencial para producir adicciones. En un extremo, en su libro
El significado de la adicción Stanton Peele argumenta que "La adicción puede producirse con cualquier experiencia intensa". El critica, por lo tanto, lo que percibe como "una anomalía peculiar en la farmacología del siglo XX: la búsqueda de un analgésico no adictivo ... Tener dolor, ansiedad u otros estados emocionales negativos aliviados por una pérdida de conciencia o un umbral elevado de sensación es un componente primario de las experiencias adictivas; por esta razón, todos los analgésicos efectivos serán inevitablemente adictivo para algunas personas ". En otro extremo, Avram Goldstein, en su obra Adicción, se limita a siete categorías de drogas:
-Nicotina
-Alcohol y drogas relacionadas (barbitúricos y benzodiacepinas como Valium)
-Opiáceos (opio, morfina, codeína, heroína)
-Psicoestimulantes (cocaína, anfetamina)
-Cannabis (marihuana, hachís, THC)
-Cafeína
-Los alucinógenos (mescalina, LSD, éxtasis, PCP, etc.)
Entre estos dos enfoques está el de Jim Orford en Apetitos excesivos, que incluye no solo adicción a sustancias químicas, sino también comer en exceso, el juego compulsivo y los comportamientos sexuales extremos. Otros autores han citado la afición al riesgo, el trabajo workaholics [neologismo inglés que funde las ideas de trabajo y alcohólico, para destacar la idea de adicción al trabajo; n. del t.]), ver televisión, leer, videojuegos, piromanía, robo en tiendas, gastar dinero, navegar en Internet y, tambien experiencias emocionales, como potenciales objetos de adicción o dependencia.
Estas hipotéticas adicciones pueden clasificarse de varias maneras. Aunque la distinción básica
entre adicciones químicas y conductuales es útil, no es exclusiva ni exhaustiva. La no exclusividad se demuestra por el hecho de que los usuarios de drogas pueden ser adictos al mero acto de consumir e inyectarse un medicamento, independientemente de sus efectos farmacológicos. La no exhaustividad se muestra en los aspectos aparentemente adictivos del consumo de alimentos, y por la posible adicción a las experiencias emocionales. También podemos distinguir entre los consumos o conductas potencialmente adictivos que se observan de manera general en todos los individuos y aquellos que muchos, quizás la mayoría de la población, nunca adopta en absoluto. Los primeros incluyen comer, tomar riesgos y tener experiencias emotivas; los segundos todas las adicciones químicas y muchas conductuales. La distinción es importante para las estrategias que buscan prevenir recaídas: es factible adoptar una política de tabaquismo cero pero no uno de cero comer.
¿Qué es una adicción? Análisis fenomenológico.
De acuerdo con una definición muy amplia de adicciones, según la cuál uno puede volverse adicto a "cualquier experiencia intensa", puede que no podamos encontrar muchas características comunes.
Supongamos, sin embargo, que elegimos una definición extensional de inclusividad intermedia, como la propuesta por Orford. Podemos, entonces, enumerar una serie de propiedades que son comunes a muchas adicciones:
-Euforia y placer
-Disforia y abstinencia
-Ansias [craving]
-Tolerancia
-Dependencia de estímulos
-Dependencia de creencias
-Daño objetivo
-Desplazamiento (de el resto de la vida en función del objeto de adicción)
- Alteraciones del estado de ánimo
-Deseo de dejar (la sustancia o conducta)
-Incapacidad para abandonar el hábito
-Negación
-Lucha por el autocontrol
-Recaída
Excepto por las ansias imperativas [craving] y los fenómenos, relacionados con ella, la dependencia de estímulos y la recaída, ninguna de estas características son propiedades universales de lo que teóricamente identificarse como adicción. No pueden, por lo tanto, ser utilizados para definir la adicción. Las ansias, por otra parte, son un fenómeno tan extendido que cualquier definición basada solo en esta característica sería demasiado inclusiva. Para fines de diagnóstico y tratamiento, uno podría usar un enfoque pragmático y definir algo como una adicción si posee (digamos) ocho de las trece propiedades. Pero en un análisis que pretenda ser más téorico, este procedimiento no resultaría muy inútil, obviamente.
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(Traducción y adaptación de M. Paesani de:
Elster, Jon (1999): Strong Feelings: Emotion, Addiction and Human Behaviour; MIT Press, Cambridge, Mass; Cap. 3.)
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