domingo, 29 de abril de 2018

Ritzer Esc. Frankfurt

TEORÍA CRÍTICA
(Ritzer)

Grupo de neomarxistas alemanes, insatisfechos con la tendencia al determinismo económico de la teoría marxista.

La escuela se fundó oficialmente en Frankfurt, Alemania, el 23 de Febrero de 1923. Con la llegada al poder de los nazis muchos de ellos emigraron a los Estados Unidos. Trabajaron en Columbia, NY, y en otras universidades. Tras la guerra algunos regresaron a Alemania, otros permanecieron. Hoy en día la Teoría Crítica trasciende a la Escuela de Frankfurt, de naturaleza europea, pero con creciente influencia en la sociología americana.

PRINCIPALES CRÍTICAS

La Escuela desarrolla críticas, inspiradas algunas en Marx, a la sociedad, el conocimiento, la cultura. Pretenden mejorar la comprensión de la sociedad. Su pensamiento se caracteriza por ser de oposición intentando desvelar y desenmascarar diversos aspectos de la realidad social.

Crítica de la teoría marxista.

Es una crítica filomarxista, que parte de una crítica a algunos aspectos de la obra de Marx y, sobre todo, a los neomarxismos, por ser deterministas, mecanicistas y economicistas. El error no es meramente el centrarse en el reino económico, sino el ignorar otros aspectos de la vida social. Intentan rectificar ese desequilibrio centrándose en el reino cultural. Además de la teoría han criticado, p. ej. Marcuse, sociedades organizadas bajo idearios marxistas como la Unión Soviética.

Crítica del positivismo.

Los teóricos críticos atacan también al cientificismo y al positivismo.

Critican varias características del positivismo. La idea de unidad de la metodología científica y las ciencias físicas como modelo de conocimiento. La neutralidad valorativa de la ciencia, y la abstención de defender formas específicas de acción social. Además, los teóricos críticos se oponen al positivismo porque piensan que su cientificismo comporta una reificación y absolutización de los hechos y de la realidad social vigente.

Además, críticos como Habermas sostienen que se ignora a los actores al reducirlos a entidades pasivas determinadas por "fuerzas naturales".

También han atacado al positivismo por defender un modelo de acción que evalúa la adecuación de los medios a los fines, pero enmudece en la evaluación de los fines mismos. El positivismo sería entonces conservador y defendería la pasividad del actor y el científico social.

Crítica de la sociología.

Atacan al cientificismo sociológico. Sostienen que la sociología acepta el status quo, no hace una crítica seria de la sociedad ni intenta trascenderla. Ha renunciado a la obligación de ayudar a las personas oprimidas.

Los sociólogos reducen todo lo humano a variables sociales, analizan conjuntos sociales en los que se desdibuja el individuo en relación con la totalidad.

Crítica de la sociedad moderna.

La Teoría Crítica mueve el centro de discusión del análisis económico al cultural. La dominación en la sociedad moderna, según esto, radica más en patrones culturales que en las estructuras económicas. Deben analizarse las maneras en que la represión cultural actúa sobre los individuos.

También se reconoce en la Escuela Crítica la influencia de la problemática weberiana de la racionalización del mundo moderno. Distinguen entre racionalidad formal y racionalidad sustantiva, o razón. La sociedad moderna es racional en el sentido formal de la adecuación de medios a fines, pero se aleja de la razón, que debe tomar en cuenta medios y fines a la luz de los valores humanos. La racionalidad formal es la fría razón del paradigma tecnocrático, que puede ser opresiva y opaca a los intereses de los individuos humanos (por ejemplo, la racionalidad operativa de un campo de concentración como Auschwitz).

La del mundo moderno es una racionalidad irracional. La organización de la vida procede racionalmente, en sentido formal, pero se genera también represión y obturamiento de las posibiliades sociales. La misma racionalidad formal reproduce guerras, pobreza (en un marco de abundancia) y alienación.

La tecnología moderna también es sometida a crítica. Críticos como Marcuse señalan que puede conducir al totalitarismo, mediante mecanismos como el control hedonista: la represión por el placer. La televisión y los espectáculos de masa como el deporte son ejemplos. El resultado es una sociedad unidimensional (Marcuse), que impide a los individuos pensarla de forma negativa o crítica. La tecnología no es intrínsecamente represiva, y alumbra posibilidades, pero sí lo es en la sociedad moderna. Parece neutral, pero invade y cercena la libertade interior de los actores. Perpetúa la dominación.

Crítica de la cultura.

La Escuela de Frankfurt criticó duramente la denominada industria cultural: estructuras racionazadas y burocráticas de la producción cultural. Elementos que corresponderían a la "superestructura" marxista. El resultado de ésta industria es la cultura de masas (un conjunto preempaquetado de ideas difundidas masivamente), manipulada, falsa y apaciguadora.

Douglas Kellner desarrolla una teoría crítica de la industria televisiva, que no coincide completamente con los análisis anteriores. Entronca con críticas marxistas de tipo económico para profundizar el análisis más allá de lo meramente cultural, y señala que dicho universo es complejo y transido de luchas. Por lo tanto, no está completamente manipulado, pero representa efectivamente amenazas para la democracia, la individualidad y la libertad, si no existe mayor participación y control ciudadano.

La industria del conocimiento también es blanco de la Teoría Crítica. Universidades, institutos de investigación, etc., se han convertido también en estructuras opresoras interesadas en extender su influencia por toda la sociedad.

A diferencia del optimismo marxista clásico la Teoría Crítica parece pesimista. Ven el futuro en términos weberianos como una "jaula de hierro".

PRINCIPALES CONTRIBUCIONES

Subjetividad.

Reorientan la teoría marxista en una dirección subjetiva; critican el materialismo economicistas, intentando desarrollar contribuciones para la comprensión de los elementos subjetivos de la vida social, tanto en lo cultural como en lo individual.

Es un retorno a las raíces hegelianas, en el sentido de los manuscritos económico-filosóficos de Marx, en la huella de obras como las de Korsch y Lukács.

Se interesaron en la crítica cultural, ósea de la "superestructura",  para superar el análisis meramente "estructural" o economicista. Interés que también emerge de cambios específicos de la sociedad moderna. La prosperidad económica de la posguerra pareció eliminar las contradicciones económicas y el conflicto de clases. Percibieron la falsa conciencia como un fenómeno universal, dado que hasta los trabajadores entendían la sociedad capitalista como favorable a sus intereses. Ambos polos de la guerra fría tenían economías diferentes, aunque opresivas para los analistas críticos. Luego, los fundamentos de la dominación debían buscarse en la cultura más que en la economía.

La crítica ideológica es otro tópico caro a la Escuela de Frankfurt. Los pensadores críticos entienden por IDEOLOGÍA los sistemas de ideas producidos por las élites sociales que suelen ser falsos y cegadores. El interés en la ideología y la "crítica de la dominación", emerge al tratar de comprender el fenómeno del fascismo y las realidades sociales de la posguerra. El control social ha llegado a un grado de refinamiento que ya no requiere acción deliberadas de los que mandan. Penetra en todos los niveles de la cultura y, más aún, se internaliza en los actores. La dominación ya no se percibe como tal. Se ve el mundo como acabado, y deja de criticarse a la luz de sus posibilidades de superación.

Habermas ha investigado la problemática de la LEGITIMACIÓN. Es decir, los sistemas de ideas que dan estabilidad a los sistemas sociales y políticos. Son mistificaciones que empañan la realidad social.

La conciencia de los actores constituye otro tópico de análisis. Las masas no pueden desarrollar una conciencia revolucionaria por encontrarse bajo el control de fuerzas sociales externas como la industria cultural. Ritzer señala que hay en la Teoría Crítica una insuficiente comprensión de la diferencia e interrelación entre conciencia individual y cultura, que puede vislumbrarse en el deslizamiento inconsciente entre estos niveles en algunos análisis.

Al respecto, Marcuse, por ejemplo, sobre la huella de Freud aporta:
Una teoría de la estructura psicológica.
Una psicopatología que explica los males de la vida moderna, y las barreras para el desarrollo de una conciencia revolucionaria.
Una idea de emancipación psíquico-social.

Dialéctica.

La Escuela de Frankfurt manifiesta una orientación dialéctica. En términos generales, un enfoque dialéctico implica un enfoque sobre la TOTALIDAD social. No pueden comprenderse los elementos aislados de la vida social sin relacionarlos con la sociedad en su conjunto y, en particular, la articulación de niveles entre estructura económica, superestructura cultural y conciencia individual.

A la perspectiva sincrónica, en que puede analizarse los elementos en su interrelación momentánea debe acompañar la perspectiva diacrónica que entraña un interés por las raíces históricas de la sociedad contemporánea, así como de su posible forma futura. La Sociedad Unidimensional (Marcuse) es el resultado de un desarrollo histórico. La pérdida de la dimensión histórica es lo que naturaliza un estado determinado de la sociedad. Las personas llegan a concebir como algo natural lo que no es más que un producto contingente del desarrollo histórico.

La Teoría Crítica se orienta al futuro, aunque no del todo utópicamente. Pero apuntan a la superación de la sociedad contemporánea. La AUTENTIFICACIÓN de la teoría consiste, desde este punto de vista, en su encarnación en proyectos histórico-emancipatorios reales.

Esto señala, además, la problemática de la relación entre teoría y práxis, que la sociedad capitalista tiende a separar (teóricos por un lado; actores posibles por otro). Lo cual debilita tanto a la teoría como a la práctica.

Pese a ser una cuestión declarada por los teóricos críticos, Ritzer señala críticas: adoptan un lenguaje críptico inaccesible para las masas, y se ocupan de cuestiones culturales esotéricas y lejanas a los problemas cotidianos de las mayorías.

Habermas ha desarrollado la teoría de distintas formas de conocimiento, asociadas a formas correlativas de interés. Es un ejemplo de los intereses dialécticos de la Escuela, en este caso entre lo objetivo y lo subjetivo. Ritzer considera que las formas de conocimiento pertenecen a la esfera objetiva y los intereses a la subjetiva.

Habermas distingue tres formas de conocimiento y sus correspondientes intereses:
En las ciencias empírico-analíticas interviene un interés técnico del conocimiento;
en las histórico-hermenéuticas interviene un interés práctico del conocimiento, y
 en las ciencias orientadas hacia la autorreflexión crítica interviene el interés emancipativo.

[Posteriormente, Habermas abandona el paradigma de la conciencia, por considerarlo agotado, y desarrolla el de la acción comunicativa como alternativa.]

Críticas a la teoría crítica.

1) Ahistoricismo. Se les acusa de referir al nazismo de los treinta, el antisemitismo de los cuarenta y las revueltas estudiantiles de los sesenta, sin prestar atención a sus contextos históricos comparados.

2) Prestar atención insuficiente a los procesos económicos.

3) Declarar intempestivamente el fin del carácter revolucionario de la clase obrera.

Los críticos marxistas los señalan como una desviación perimida. Aunque sobreviven herederos como Habermas.

LAS IDEAS DE JÜRGEN HABERMAS

Cabe relacionar la obra de Habermas con la de Marx, teniendo en cuenta que ha intentado declaradamente reconstruir el materialismo histórico. Ambos parten de la idea del potencial humano irrealizado, pero considera que Marx no ha desarrollado suficientemente la distinción entre TRABAJO e INTERACCIÓN.

Habermas distingue la acción racional intencional (trabajo) de la acción comunicativa (interacción). Las acciones racionales intencionales pueden ser instrumentales (adecuación medios fines) o estratégicas (coordinación de actores que buscan alcanzar un objetivo determinado). Están orientadas al dominio instrumental.

La acción comunicativa es lo que interesa sobre todo desarrollar al autor. Se orienta hacia el entendimiento mediante actos de habla cooperativos y libres de distorsiones. Mientras que el patrón normativo marxista viene determinado por la idea de trabajo creativo no alienado, el habermasiano se fundamenta en la idea de una comunidad de comunicación libre sin coacciones ni distorsiones. Esto le permite superar las críticas que hace a otros autores por su carencia de puntos de referencia normativos, que equivalen a caer en el relativismo.

También a Habermas le sirve de inspiración el psicoanálisis freudiano. El teórico crítico es el análogo social del terapeuta individual. El psicoanálisis es un modelo de interacción que busca la comunicación sin distorsiones que permita al paciente trabajar reflexivamente sobre sus patologías. La teoría crítica un discurso público que pretende eliminar las barreras y estructuras sociales que obstaculizan y distorsionan el potencial emancipatorio,  crítico-terapéutico en nuestra analogía, del discurso público que constituye la acción comunicativa.

Habermas acusa también la influencia de Weber en su tratamiento del problema de la racionalización occidental, a la que considera patológica en virtud de la hipertrofia de su dimensión mas obvia y omnipresente: la racionalidad científico-técnica, y su gravitación sobre la vida humana. La solución, según esto, es ampliar el radio de la acción comunicativa.

En cuanto a las normas se refiere, esta racionalización entraña una menor represión y rigidez normativa, que conduce al aumento de la flexibilidad y la reflexión individual: la racionalidad conduce a un nuevo sistema normativo menos distorsionador.

La fase final de la evolución social es una sociedad que ha eliminado las barreras que impiden la emergencia de un sistema de comunicación como el postulado por su teoría de la comunicación.

Habermas distingue acción comunicativa, en la vida cotidiana, y discurso. El discurso es un aspecto formal de la comunicación cuya estructura implica el desempeño lingüístico de pretensiones de validez, cuya puesta en cuestión es el objetivo esencial. Quienes participan tienen como único límite el atenerse a la meta de acreditar dichas pretensiones, sin más uso de fuerza que la coacción del mejor argumento y ayunos de otra motivación que la búsqueda cooperativa de la verdad.

Las acciones comunicativas revelan en su estructura condiciones formales que apuntan hacia una "situación discursiva ideal". Dicha situación no reconoce más poder que el del mejor argumento. Las afirmaciones emergentes de tales procesos argumentativos validos exentos de patologías comunicacionales distorsionantes se consideran verdaderos. La de Habermas es una teoría consensual de la verdad.

McCarthy: "En última instancia, la idea de verdad hace referencia a una forma de interacción exenta de cualquier influencia distorsionadora. La 'vida buena y verdadera', la meta de la teoría crítica, es inherente a la noción de la verdad; está implicada en todo acto comunicativo" (Del libro "La teoría crítica de J. H.")

El consenso emerge bajo cuatro condiciones que los participantes deben aceptar:
1) Las manifestaciones del hablante deben ser comprensibles;
2) deben ser verdaderas;
3) deben ser sinceras, y
4) el hablante debe estar autorizado para expresar lo que expresa.
El incumplimiento de cualquiera de ellas obstaculiza la comunicación efectiva.

Una sociedad, como la actual, en la que existen fuerzas que distorsionan este proceso se alejan del ideal Habermasiano.

La teoría de Habermas se emparenta y entronca con los desarrollos clásicos de la Escuela de Frankfurt aunque, como es señalado y reconocido por él, se mueve en un horizonte ligeramente distinto.





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